Más Allá del Humo

He tenido la fortuna de asistir a cientos de ferias tecnológicas, y en muchas de ellas también he estado como expositor. Lo que siempre me ha impresionado es el esfuerzo genuino de la mayoría de los profesionales por mostrar lo mejor de sí mismos. La dedicación, la creatividad y la pasión que se perciben en estos eventos son innegables, y son estas cualidades las que realmente impulsan la innovación.

Sin embargo, también he visto cómo la esencia de la innovación se diluye entre aquellos que prefieren vender humo en lugar de ofrecer soluciones reales. En lugar de abordar problemas concretos, se centran en crear publicaciones automáticas generadas por IA y las publican sin criterio, o presumen de sistemas que "se actualizan automáticamente porque se conectan a nuestros servidores", sin entender realmente el valor que deberían aportar. ¿Qué sentido tiene acumular millones de datos si no se sabe qué hacer con ellos? ¿Qué es un "big data" sin propósito? ¿Qué significa un sesgo si no se entiende cómo afecta a la toma de decisiones?

He conocido y sigo conociendo a grandes profesionales que entienden que la verdadera innovación no se trata de poner un sello o una etiqueta de "inteligente" a un producto. Innovar es mucho más que un eslogan o una estrategia de marketing. Es comprender profundamente las necesidades, es ofrecer soluciones que no solo son nuevas, sino que funcionan y aportan un valor tangible.

La crítica no es hacia aquellos que intentan mejorar y aprender, sino hacia aquellos que, en lugar de hacer las cosas bien, eligen el camino fácil de vender promesas vacías. La innovación auténtica requiere esfuerzo, conocimiento y una verdadera dedicación para resolver problemas reales, no solo para parecer moderno o sofisticado.

La tecnología tiene el poder de transformar el mundo, pero solo si la usamos con responsabilidad y honestidad. Innovar no es simplemente subirse al carro de la última tendencia; es un compromiso con la excelencia y la autenticidad. En cada feria, en cada proyecto, debemos recordar que el verdadero éxito no se mide por cuán avanzado parezca un producto, sino por el impacto positivo y duradero que tiene en nuestras vidas.